Carlos Quintana (Menorca, 1958) es un artista visual residente en Mallorca desde 1994. Formación profesional entorno al diseño y la creatividad: diseño de joyería y bisutería, diseño gráfico y publicidad creativa. Aprende dibujo y acuarela de la mano de su abuelo, José Quintana Juanico, posteriormente con Toni Almeda y Vives Llull se forma en la que sería una de sus técnicas principales, el óleo.
Durante más de 40 años y en distintas etapas, ha ejercido su labor profesional como interiorista y creativo publicitario, sin descuidar nunca la pintura y la escultura.Los primeros años de su estancia en Mallorca se dedica exclusivamente al mundo artístico realizando innumerables obras pictóricas y escultóricas para coleccionistas, galeristas y particulares.
A finales del siglo pasado, decide empezar a utilizar una nueva herramienta para comunicarse con el público, la escritura, la cual le permite contar historias que trascurren a lo largo del tiempo, algo imposible de trasmitir mediante la obra plástica. Entonces es cuando se sienta frente al teclado de su ordenador y empieza a escribir “2051”. Motivos personales graves, le obligan a dejar en “standby“ esta novela durante más de 20 años. Entretanto, dada la inquietud artística interior y de pensamiento, retoma la pintura con dedicación exclusiva, fundando el 21 de Octubre de 2010 el “Consciencialismo”, un movimiento de pensamiento vinculado exclusivamente al arte.
El 30 abril de 2012 con una exposición de su obra, inaugura su propia galería de arte, Zenitart, con la intención de promocionar, dentro y fuera de las islas, a los artistas baleares.
El 31 de diciembre de 2016 cierra la galería de arte Zenitart tras haber realizado en la misma, más de 60 exposiciones y una feria en Madrid, una vez superada ya, la etapa más dura de la crisis económica. A partir de este momento retoma su actividad artística personal.
A principio de 2023, cuando las circunstancias personales cambiaron, retoma “2051”, con la misma ilusión que la había empezado, hasta finalizarla y publicarla.
LA CARTA DE CARLOS QUINTANA “ARTECHEF”
por Jaime Roig de Diego
El Mediterráneo agrupa un conjunto de pueblos a los que les (nos) gusta comer. Tenemos no sólo una sino mil cocinas: enlazadas, ligadas, en concubinato o separadas por nombres distintos siguiendo el mismo fundamento. A veces interfiere la magia de las especias y el sesgo de las cocciones; y lo complican las leyes que emanan de las religiones que son o han sido en ese Mare Nostrum escenario y principio de todo, que aún sigue -como una vieja estrella-, dando funciones en el cabaret de la actualidad política internacional.
Ya digo que me extraña que con lo que nos gusta comer, el tema de la Gastronomía no sea más recurrido como asunto en el Arte.
En el año 2013, el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) presentó una gran muestra comisariada por Fernando Castro y patrocinada por Heineken España (lo digo por si los vinateros mallorquines van tomando nota, aunque ya sabemos que lo tienen todo vendido a Alemania, y no necesitan patrocinar nada).
En “Arte y Gastronomía-La cocina de la pintura”, en el IVAM, la muestra abarcaba un viaje por los distintos ámbitos donde se da ese hecho entre la necesidad vital, el hecho social y el sentido gustativo. Algunos de esas áreas eran El Menaje, Lo comestible, La Mesa y el mantel , El bodegón, Ingestum, e incluso había lugar para los Vanitas.
En la Gastronomía como en el mundo de la plástica hay elementos artísticos que permiten establecer puntos de contacto, cosa que prueba ese chivato revelador del inconsciente que es el lenguaje. Así, los artistas hablamos de “la cocina”, refiriéndonos a los procesos que tiene una obra (exactamente igual que con una elaboración en cocina).
Ahí es, precisamente, en el lenguaje, donde ha recurrido para su última serie el Pintor menorquín Carlos Quintana: a volar y hacer malabares con su mejor juego de cuchillos; o, dicho de otro modo, con lo mejor de sus capacidades, o lo más espectacular: su maestría con el dibujo, que en este trabajo es alarde de precisión, intención y elegancia.
«RestaurArte» de Carlos Quintana, en la Aina Pastor ART Gallery, es un juego semántico, una representación -a veces literal-, del nombre de algunos platos populares de moda, de algunos clásicos y de ciertas especialidades contemporáneas. En todo caso, el humor y el ingenio sazona la carta. El estilo de presentación (el emplatado), es impecable. Recuerda en factura al movimiento hiperrealista o fotorrealismo, que aparece tras el Pop y en humor y actitud, a algunos maestros costumbristas del sIX.
RestaurArte es una serie con idea, estilo propio, coherencia y virtuosismo. Todo un festín para degustar.
P.S.:Esta es una apreciación hecha como simple espectador que opina. No soy crítico ni tengo nada que ver con la Galería; salvo mi cordial amistad con Aina. Y aquí ni siquiera opino desde un medio. Es, sencillamente mi mirada personal.
LA ESENCIA DEL ARTE
por Anthel Blau
Carlos Quintana es el espíritu exaltado que expresa lo que tiene dentro igual que si estuviera por fuera. Elabora los dos lados de sí mismo con simetría, reconstruyendo cada idea como un nuevo concepto por el que se asoma con trazo puro, con un pulso siempre fino y equilibrado. El arte lo expone sin maquillajes, sin secretos, igual que un libro abierto. Profundiza en la cultura del alma con suavidad y sin guerrear. Aunque consigue en cada una de sus telas que sean una causa y una bandera, una imagen donde componer los más lúcidos pedazos de consciencia, la que transforma la sociedad hacia lo sutil y lo espiritual, y logra de esta manera que su pintura se aproxime a la sensación que él tiene impresa en su psicología altruista.
La obra de Carlos Quintana es compañía necesaria, cura la ignorancia y vuelve al bien y al mal para recrearlos con un efecto duradero. Y lo consigue con una imaginación que no se excusa sólo en técnicas artísticas, en dejarse llevar por las modas o en rodar el pincel, sino que todos sus trazos son argumentos que apilan contenidos y que se convierten en historias con brillo propio, en obras construidas que revelan verdades.
En definitiva, los lienzos de Carlos Quintana son campanadas de atardecer que recuerdan la urgencia de ir tras el rastro de cada sensación, poniéndolas una a una en contacto. Y en cualquiera de las épocas creativas, a su pintura la refleja añadiendo brumas de una poderosa consciencia global, siempre etérea y a todo color.
EL CREADOR DE LA CONSCIENCIACIÓN
por Xisco Barceló
Carlos Quintana es un hombre implicado y preocupado por el sufrimiento de la naturaleza y del ser humano y de lo que menos hemos hablado en esta entrevista es de su pintura, por eso añadiré que sus trabajos figurativos principalmente realizados en óleo irradian poesía, propulsan mensajes encubiertos de sensibilidad, indagan en lo confidencial del individuo y nos descubren que no hace falta realizar un discurso lato, artificioso y confuso para describir la brevedad y la simplicidad. Una intuitiva mancha rojiza sobre la llegada de una ola a la orilla de una playa indeterminada nos puede situar en cualquier espacio migratorio del mundo.
A Carlos Quintana, le envuelve un halo de filosofías serenas y trascendentes que se transmiten en sus palabras, en las oraciones de sus piezas y sobretodo en sus hechos. Conocerle es cruzarte con un ser diáfano, cristalino, transparente, pero al mismo tiempo con un personaje insólito de esos que se describen en las novelas, en los cuentos, en las películas y que por inercia creías que solo existían en la ficción.
(Extraído del artículo publicado en mallorcadiario.com)