Antes de cruzar un umbral desconocido que no sabemos a dónde nos puede llevar, abrimos la puerta con precaución y observamos. En muchas ocasiones no se ve lo que hay al otro lado, pero la curiosidad, este comportamiento instintivo e innato por descubrir y conocer, nos motiva y autoriza a dar el primer paso.
Tino, es un adolescente de 13 años que junto a su amigo Juanjo ven como un desconocido entierra algo junto al río, donde han ido a bañarse. Su curiosidad les llevará a desenterrar un baúl de apariencia transparente, pero que al limpiarlo profundamente, se darán cuenta de que en realidad es invisible. Ambos lo llevarán al garaje de la casa de los padres de Tino, dejándolo en un rincón para poder tenerlo localizado.
A la mañana siguiente, delante de sus amigos Juanjo y Alex, Tino se acurrucará en el interior de esta caja, pidiendo inocentemente que bajen la tapa, sin imaginar lo que está a punto de suceder. Segundos después, al levantarla de nuevo, se encuentran con que ésta está vacía y que su amigo ha desaparecido. Sin dudarlo un instante e ignorando el peligro que puede entrañar su acción, Juanjo se meterá en el interior del baúl e irá en busca de Tino.
En un instante se reencontrarán en un mundo muy lejano en el tiempo, un mundo inimaginable, donde conocerán lo que está por venir, el pasado que les espera en el futuro y la importancia de que cada decisión tomada, puede ser tan trascendental que cambie la historia de la Humanidad.
Esta novela, apta para cualquier edad, nos ofrece la visión de un pasado que está por acaecer, lo cual nos plantea una pregunta: si pudiéramos conocer el futuro ¿intentaríamos cambiarlo o simplemente dejaríamos que sucediera?
La respuesta sin duda, la tiene el lector.
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